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Hacer sellos con patatas es una actividad muy resultona para los niños, pero le encuentro varios inconvenientes que luego os comentaré.

El procedimiento es sencillo.
Se parte una patata por la mitad. Se puede hacer tanto en sentido vertical como horizontal, la única diferencia es que si cortamos la patata a lo largo tendremos más superficie para hacer la marca del sello pero menos para sujetarlo y a la inversa.
Una vez partida la secamos un poco con un trapo y hacemos el dibujo, que debe ser sencillo, sin detalles.
Ahora hay que hacer las incisiones en el dibujo, de 2mm o más y luego quitar las partes que queremos que queden en blanco, cortando paralelamente al corte principal estas zonas.
Se vuelve a secar la zona del motivo para quitar el agua almidonada de la patata, de lo contrario los primeros estampados nos quedarán manchados.
Se entinta usando tinta para sellos, mojándolo sobre pintura extendida en un plato o con un rodillo, por ejemplo, y se usa para estampar.

Hacer un sello requiere anticipar que lo que se va a tallar o quitar va a ser el negativo del dibujo.
Nosotros utilizamos cuentos de Hisakazu Fujimura para observar cómo es el dibujo dejado por un gravado, que tiene unas líneas muy peculiares.
En concreto, para hacer el sello del conejo, nos basamos en el cuento Ho-Limlim: A rabbit tale from Japan.



Inconvenientes:
Para tallar la patata se necesita un adulto que pueda manejar un cuchillo.
La patata no es perdurable, así que una vez utilizado el sello uno o dos días, la patata ya no se puede usar.
En general estoy en contra de utilizar alimentos en buen estado para jugar, más aún cuando se va a tirar después de su uso.

Es un buen recurso pero existen otras formas mejores de hacer sellos, que ya os iré explicando.

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